La Habana, ahora o nunca

Publicado en 01. ene, 1970 por en General







La Habana, ahora o nunca

Nada más salir del aeropuerto José Martí, lo primero que sorprende es la antigüedad del parque automovilístico, el más vetusto del mundo; fruto del aislamiento económico al que está sometida la isla desde hace más de 50 años. En suerte me toca como taxi un ‘almedrón’, así denominan los cubanos a los vehículos fabricados antes de 1960, por su forma semejante a una almendra, que suelen ser Fords, Chevrolets o Cadillacs, que por 25 CUC (Peso Cubano Convertible) te conducen al centro de la ciudad. Nada más entrar en la capital me recibe la gigantesca plaza de la Revolución. Flanqueada por impresionantes edificios del Estado, donde llama la atención el monumental mural del Che Guevara con la frase “Hasta la victoria siempre” en el Ministerio del Interior. Frente a él, en el Edificio de Telecomunicaciones, añadieron en 2009 un mural similar de Camilo Cienfuegos, con la frase “Vas bien Fidel”. En este marco, Fidel Castro daba sus larguísimos discursos ante cientos de miles de personas. Hoy los da su hermano e incluso el Papa hace poco impartió aquí una homilía multitudinaria. Muy recomendable es subir a la monumental torre conmemorativa de José Martí (5 €), que brinda desde 142 metros de altura unas vistas magníficas de la plaza.

Mi ‘almendrón’, un Ford bellísimo a pesar de las cicatrices de los años, enfila renqueante la avenida Salvador Allende hasta la casa de unos amigos en pleno Barrio Chino, donde residiré durante mi estancia, justo frente al Capitolio. Una réplica del edificio de Washington que se inauguró en 1929 durante la dictadura de Machado. A los pies de su escalinata principal se abren el Paseo José Martí y el Parque Central, con el flamante edificio neobarroco del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, sede del Ballet Nacional de Cuba.

Basta salir de casa y sumergirse en el concurrido Bulevar San Rafael, una calle comercial donde los autóctonos se mezclan en un fluir intenso de la vida, para darme cuenta de que hay cambios, algunos muy significativos. La gente navega en internet con teléfonos y ordenadores en plena calle, desde hace unos meses el gobierno ha habilitado puntos wifi de conexión a 6 CUC la hora. Y algo que sorprende es la abundante presencia banderas americanas en camisetas, tiendas o taxis.

Hoy y siempre. Un paseo por la historia viva

Desde que Raúl Castro inició las reformas económicas con la intención de mejorar la situación económica cubana, en la isla se han ido sucediendo una serie de transformaciones muy lentas, y cuando se anunció el acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos, estas han sufrido un aceleramiento. Una opción muy interesante para empaparse del proceso político que vive el país y de su reciente historia, es visitar el Museo de la Revolución (4 CUC), en la calle Agromonte. Ocupa el antiguo palacio presidencial e incluye en la muestra objetos muy dispares, como tanques soviéticos que participaron en la contienda o la pipa del Che. Junto al de la Revolución, está el Museo Nacional de Bellas Artes (5 CUC). Está considerado el mejor museo del Caribe en su género y uno de los más importantes de América Latina.

Los Clásicos

Como mínimo, un par de días hay que reservarlos para dedicarlos única y exclusivamente a deambular por las estrechas e irregulares calles que configuran el centro histórico. En él se halla la esencia de La Habana, concentra casi todo el legado colonial, cuya importancia le valió su declaración como patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1982. Hay lugares magníficos, como la plaza de San Francisco (donde se instaló la primera fuente pública de La Habana), la plaza Vieja o la de Armas, con un interesantísimo mercado de libros. La calle Obispo es la más antigua de la ciudad, va desde la zona del Capitolio hasta Plaza de Armas. Caminar por ella, es una de las mejores opciones para tomar el pulso a la vida cotidiana, rebosa de comercios, heladerías, librerías, cafés, tiendas de recuerdos y restaurantes.

Todo el mundo coincide, La Habana Vieja es la nueva Cuba; es la punta de lanza de una gran transformación que se avecina. Cada vez se abren más negocios privados, que están dando un nuevo aire al comercio de la zona, casi cada semana se inaugura un nuevo establecimiento en esta área de la ciudad, y son numerosos los locales donde hay obras para abrir una nueva iniciativa privada. El gobierno ha realizado un gran trabajo de restauración de la zona, pero que está siendo algo lento.

Marcando tendencia

Basta un paseo por el centro histórico para ver que hay notas de color, con un cierto aire cool, que puede ser más palpable en lugares como calle San Ignacio o Plaza Vieja. En esta última, es donde los cambios son más apreciables, ya que aquí han surgido interesantes propuestas privadas. Como la Vitrola, un restaurante de aire retro a un precio medio de 10 CUC, o la Cervecería La Factoría, un local especializado en la fabricación propia de cerveza, con tecnología importada de Austria (3 CUC la jarra). Otros comercios a destacar en la zona por su originalidad son: Clandestina, cuyo lema es “99 % diseño cubano”, y La Marca, un estudio de tatuaje.

Tras la puesta de sol

Otro gran atractivo de esta urbe es la alegría que inunda todo con la caída del sol. Podemos aprovechar y quedarnos en El Malecón, una opción muy popular. El cabaret más clásico y famoso es Tropicana, para oír la música de troveros y soneros conviene acercarse a la Casa de la Trova (acceso libre) y para danzas afro está el callejón de Hamel o la Asociación Yoruba (entrada actuación: 5 €). La zona de la Rampa, en el Vedado, goza de gran animación. Aquí se halla La Zorra y El Cuervo, un local con jazz cubano en directo. Estamos en La Habana, aquí se puede escuchar música y bailar casi en cualquier sitio, es la ciudad con las noches más libres del planeta.

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