Este verano elige Aix-en-Provence
Publicado en 01. ene, 1970 por Sebastián Álvaro en General
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Este verano elige Aix-en-Provence
Ay la globalización. Bendita globalización a la hora de viajar hoy en día. El conocimiento de países antes ni soñados al alcance de la mano, la fácil aproximación a diferentes culturas y la mezcla consecuente tan enriquecedora… Todo como resultado del auge de las líneas de bajo coste, empresas del sector con ofertas de paquetes que se ajustan a cada momento del año y tipo de personalidad y un sin fin de oportunidades más de recorrer mundo que logran que uno pueda llegar incluso a marearse.
Oportunidades que, al mismo tiempo y visto desde otra perspectiva, han dado lugar a un tipo de viajero difícil de contentar actualmente, más ambicioso y exigente por momentos. Ahora ya no se conforma con un rincón de playa paradisiaco e inexplorado o una ciudad repleta de museos o de exhibiciones de diversa índole. Ya no. Ah y no olvidemos contentar también a su pareja, familia y/o amig@s que le acompañan.
Comienza la época del año del irremediable y laborioso trabajo de buscar las vacaciones ideales. Y desde Harper’s Bazaar queremos ayudar.
En base a lo comentado, Aix-en-Provence se perfila como una opción más que recomendable para el veraneante español. Por su proximidad al estar situada en el sur de Francia, por el precio accesible casi para todos los bolsillos y, sobre todo, porque mar, compras y cultura se aúnan en un enclave casi de cuento y cómodo de visitar así como bien localizado por su comunicación con otras urbes y pueblos dignos de ver y las increíbles playas de la Costa Azul donde degustar las características ostras y esos deliciosos moules avec frites (mejillones con patatas fritas).
Pero salgamos del agua y volvamos a Aix. Enclavado en plena Provenza francesa, una de las zonas más bonitas del país galo, este pueblecito pertenece a la ciudad de Marsella (accesible con vuelos directos desde Madrid y Barcelona y a solo media hora en tren) y alberga un patrimonio histórico y arquitectónico digno de mención.
En su entramado de calles estrechas, pero repletas de una luz maravillosa en los meses de verano sin predominar un exceso de calor, predominan los jardines, las plazas y las fuentes que uno no se cansa de observar. El barrio de Mazarin está repleto de ellos. Creado por el arzobispo que le dio nombre en el siglo XVII, atrajo a la nobleza y a la aristocracia de la zona que ordenó construir estas edificaciones que ahora son un deleite para los sentidos.
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Tampoco falta el arte. Mención especial en este barrio merece el Hotel de Camont Centre d’Art. Hasta el pasado 1 de mayo una exhibición completísima de Marylin Monroe atraía a turistas de todas las nacionalidades. Sin embargo, el mero centro ya merece una visita independientemente de la exposición temporal vigente.
Edificado en el siglo XVI entre un patio y un jardín, arquitectura característica de la zona en aquella época y que luego desaparecería, es un palacio que alberga obras de artistas de entre los siglos XIV al XIX.
El Museo Granet es uno de los más bonitos de Francia. Alberga obras de creadores tan destacados como Rubens, Ingres o Rembrandt. Y, por supuesto, de Cezanne, protagonista esencial en Aix.
De hecho, a unos 10 minutos andando del centro se encuentra abierto al público el que era su taller. Postimpresionista y considerado el padre de la pintura moderna, no es de extrañar que el pintor tuviera aquí su enclave, su inspiración, su rincón para crear…
Y si el hambre o el cansancio aprieta después de estas visitas, destaca la calle Mirabeau. Se trata de la arteria principal de Aix y está repleta de coquetas terrazas desde donde disfrutar de este legado arquitectónico de los siglos XVI y XVII mientras se degustan las bondades gastronómicas de la zona: quesos de oveja, crepes y/o galletes así como sus aceites de oliva, el tapenade (paté de aceitunas) y sus vinos.
Y es que la zona de alrededor de Aix en Provence también destaca por sus increíbles viñedos y olivares que conforman, así mismo, paisajes de película. Precisamente Love Actually (2003) eligió este entorno para algunas de sus escenas que seguro continúan en la retina de muchos. Pues ¡voilà! Están a la vuelta de la esquina.
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Por si fuera poco, el estilo y la elegancia que se respira a través de sus comercios y vecinos son dos características que uno a priori puede no imaginarse. Muy lejos de ser una gran ciudad con su consecuente ajetreo, posee algunas de las tiendas comparables a las de los epicentros de la moda mundial. Y en un espacio mucho más reducido y, como consecuencia, más cómodo.
Entre las míticas boulangeries (panaderías) que aun conservan los carteles de hace décadas, los puestos de frutas y flores y las agradables brasseries, lucen los escaparates de marcas top y casas de lujo como Tara Jarmon, Sandro, Claudie Pierlot, Hermès, Sonia Rykiel, Lacoste, Zadig Voltaire, L’Occitane, COS, Maje, American Vintage, Des petites Hauts o Tommy Hilfiguer. Y solo por mencionar algunas.
Ya lo dijo Cezanne: “El Louvre es el libro en el que aprendemos a leer; sin embargo, salgamos de él para estudiar la hermosa naturaleza”.
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